Se supone que la visita de B-16 (nombre que le ha puesto, muy acertadamente, Maruja Torres) a Santiago y a Barcelona ha sido en calidad de representante máximo de la Iglesia católica, es decir, como líder religioso (o de una secta). Así pues, los gastos de su visita, sea aquí o en Groenlandia, las debería pagar su comunidad religiosa y no lxs contribuyentxs de las ciudades que visita, entre lxs cuales se encuentra una mayoría no católica.
Además sus intervenciones deberían circunscribirse únicamente al ámbito de la fe y no tratar temas de Estado que, si los tratara cualquier otrx líder religiosx (léase musulmán, budista, etc.) o políticx llevarían, posiblemente, a un conflicto diplomático grave.
Pero en este Estado aconfesional (presuntamente) las cosas no son así. Al Papa Ratzinger se le permite que arremeta contra unas leyes ya instauradas como son la del matrimonio entre personas del mismo sexo y la del aborto.
Encima, el protector de los pederastas se atreve, nada más pisar Santiago de Compostela, a decir que "en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta". Y añadió que "ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz".
Pienso que esto es un verdadero insulto ya que se está refiriendo a un período político, el de la Segunda República hasta 1936, que fue democráticamente elegido y votado por la ciudadanía de aquella época. Y durante el cual, un alzamiento ilegal dio un Golpe de Estado que provocó la Guerra Civil Española.
Pero, claro está, que NAZInger prefiere acordarse de los buenos tiempos de la dictadura franquista nacionalcatólica, que respetar a un pueblo que estuvo sumido en la miseria y la represión y al que dicha dictadura quitó todos los derechos civiles y humanos.
Gobierno sumiso
Sin embargo, ante estas declaraciones del Druida Blanco, el gobierno de izquierdas (presuntamente) de Zapatero no ha dicho ni mú.
¿Qué es lo que ocurre? Está bien claro: la Iglesia católica sigue mandando sobre todas las cosas (como su Dios). No hay más que ver las siguientes cifras para darse cuenta del miedo que se le tiene a la santa mafia eclesiástica:
“El gobierno español (...) sube un 34% la asignación de la casilla católica del IRPF, renuncia a la reforma de la ley de libertad religiosa y se gasta varios millones de euros públicos en el reciente viaje del Papa, financia la enseñanza de religión católica en las escuelas públicas, asigna más de 6.000 millones anuales a la Iglesia y, por si fuera poco, mantiene con el Vaticano un Concordato preconstitucional.”
Lo que nos cuesta
Otro tema es el gasto que supone cada visita del Gran Inquisidor. Como decía antes, estas giras en plan “superstar” deberían estar financiadas por todxs lxs miembrxs de su secta y no con fondos públicos.
El ayuntamiento de Barcelona dijo en su día que “la visita del Papa Benedicto XVI los próximos 6 y 7 de noviembre podría reportar unos ingresos de 29,8 millones de euros a la ciudad. Solo en hoteles, restaurantes, compras y transportes, se espera generar 25,2 millones, y los 4,6 restantes, provendrían de la proyección de la imagen de Barcelona en el mundo. La visita del Pontífice podría convocar a 400.000 personas, 45.000 de ellas de fuera de Barcelona.” Es decir, un negocio muy rentable (presuntamente).
Sin embargo, estas expectativas no han sido alcanzadas. De hecho hostelerxs y comerciantxs se quejan de los escasos ingresos por la visita y critican los cortes policiales de calles (en Santiago hubo más presencia policial que peregrinxs).
Es por ello que ambos gobiernos autonómicos ocultan lo que realmente ha costado y cuánto se ha perdido con estas visitas.
Represión y censura
Tanto en Santiago de Compostela como en Barcelona se realizaron manifestaciones de protesta contra la visita de su Satánica Santidad. Los argumentos fueron variados: los muchos millones de euros de las arcas públicas destinadas a una visita de dos días y en mitad de la crisis que ha llevado a más de 4 millones de personas al desempleo, los miles casos de pederastia que se han dado en el seno de la Iglesia católica, las críticas del Vaticano al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, etc.
Y como vivimos en una sociedad en el que existe la libertad de expresión (presuntamente), la policía cargó indiscriminadamente contra las personas que estaban manifestándose pacíficamente. No hago más comentarios porque las imágenes hablan por sí solas: http://www.youtube.com/watch?v=Qmv2lImeXFo
También, a través de Facebook, se convocó una besada pública, con el nombre de Queer Kissing Flashmob, protagonizada por personas LGTBIQ al paso del papamóvil por la plaza de la catedral de Barcelona el día 7 de noviembre.
"El evento fue creado por primera vez en Facebook el 17 de Octubre y en tres días tenían 1.600 personas confirmadas, pero el jueves 18 de Octubre se eliminó, en primer lugar, el perfil QueerBcn Nov, que controlaba el evento, y unas horas más tarde, el grupo "Queer Kissing Flashmob". Posteriormente, los organizadores del evento, siete personas, reabrieron el grupo y el perfil y se pusieron como administradores de la página. El viernes pasado la red social volvió a cerrar El miércoles 27 de octubre Facebook inhabilitó la página cuando alcanzaba casi los 500 miembros y este jueves 28 de octubre cerró definitivamente el grupo y todos los perfiles de los siete administradores del evento, con el fin de que la página no pudiera ser reactivada."(http://www.20minutos.es/noticia/858553/0/facebook/papa/gays/)
En fín, ya vemos cómo se las gasta este sistema neoliberal procatólico. Y mejor, no hablo de cómo los medios de desinformación, sobre todo los de la televisión pública (pagada por todxs nosotrxs, católicxs y no católicxs) han abordado el viaje de la Bestia Blanca a nuestro estado aconfesional (presuntamente).
Yo ya he escrito a la defensora de lxs espectadorxs en TVE para quejarme de esta invasión mediática sobre la visita de Hannibal Lecter, perdón, el Santo Padre (presuntamente).
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