lunes, 31 de enero de 2011

Feminismo etnocentrista

Muchas de las feministas blancas occidentales tenemos todavía un discurso exclusivamente genérico, sin ser conscientes (al menos eso quiero pensar yo) de que muchísimas mujeres  en el mundo sufren, además, una opresión múltiple: la étnica, nacional, de clase, económica,…
Nuestra práctica  feminista viene desde el privilegio de ser blancas y vivir en el “primer mundo”. Es un feminismo clasista y etnocéntrico, y estos rasgos son repeticiones de los esquemas del patriarcado.
Sin embargo, la lucha feminista no puede ser entendida si no engloba otras formas de violencia o de opresión hacia las mujeres, como el racismo, las leyes que restringen el trabajo y la migración, y la pobreza. Y esto sólo se consigue trabajándonos nuestro chovinismo interiorizado y deconstruyendo nuestros prejuicios occidentales. Mientras no lo hagamos, no  se puede hablar de sororidad entre las mujeres. Este concepto de  “amistad entre mujeres diferentes y pares, cómplices que se proponen trabajar, crear y convencer, que se encuentran y reconocen en el feminismo, para vivir la vida con un sentido profundamente libertario (Marcela Lagarde)”, en muchos casos, todavía no es real.

El feminismo, si quiere ser transnacional y transracial, debe empezar por dar voz a  las propias mujeres que viven esta opresión múltiple, y no seguir hablando nosotras por ellas con un sentimiento paternalista (“el paternalismo es una modalidad del autoritarismo, en la que una persona ejerce el poder sobre otra combinando decisiones arbitrarias e inapelables, con elementos sentimentales y concesiones graciosas.”http://es.wikipedia.org/wiki/Paternalismo).
Y, por supuesto, no debemos tomar una actitud sustitucionalista, donde las feministas occidentales pretendamos igualar nuestras experiencias como mujeres blancas con las de las mujeres no blancas: ¿o es que acaso son ellas las que tienen que encajar en nuestro molde? Esta actitud es, evidentemente, excluyente.

Seamos conscientes de que cualquier tema que afecte a las mujeres, nos afecta a TODAS las mujeres del mundo. Empecemos por cuestionarnos nuestra status quo y ser autocríticas. Salgamos de la teoría (cuyos postulados son aplicables, mayoritariamente, a mujeres blancas, de  clase media y con acceso a estudios universitarios) y construyamos un feminismo inclusivo e interactivo.

Pero mejor que yo lo explica Karla, militante feminista, negra y lesbiana, en una entrevista que le hicieron las mujeres de “Rebeldes sin Sombras”, un programa feminista en Radio Bronka:
http://rebeldessinsombraradio.blogspot.com/2011/01/programa-especial-sobre-genero-racismo.html 
Escuchar esta entrevista es fundamental para poder entender que muchas feministas blancas estamos todavía atadas a la cultura/trampa del etnocentrismo.