domingo, 29 de abril de 2012

Nos sobran ovarios, pero son nuestros

Un artículo escrito por Concha Solano

La cuestión del aborto voluntario ha sido uno de los temas más controvertidos en la historia de España, un Estado en el que el peso de la Iglesia Católica ha sido determinante y todavía hoy lo sigue siendo.
La trayectoria histórica de la legislación en torno al aborto ha ido fluctuando de forma paralela a los cambios políticos que se han ido produciendo durante el siglo XX y XXI. Durante la Segunda República Española, se despenalizó el aborto, siendo Ministra de Sanidad Federica Montseny. Posteriormente, la Guerra Civil impidió el desarrollo de la ley para ser prohibido durante el franquismo. Esta prohibición duró hasta el año 1985, ya bien entrada la democracia, con la entrada en vigor de la Ley Orgánica 9/1985, en la que se despenalizó su práctica únicamente en tres supuestos: el aborto eugenésico, por malformaciones o taras físicas o psíquicas en el feto; en el caso de que el embarazo se hubiese producido como consecuencia de una violación; y cuando hubiese un riesgo grave para la salud física o psíquica de la mujer en cuestión. No fue hasta el año 2010, con la aprobación de la Ley Orgánica 2/2010 de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción voluntaria del Embarazo, que se consiguió (ya era hora) que sea la mujer la que tome la decisión libre sobre la interrupción de su embarazo, sin la intervención de terceros, durante las primeras 14 semanas, y ampliándose a las 22 semanas en el caso de “graves riesgos para la vida o la salud de la madre o del feto”.